Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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viernes, 6 de abril de 2018

Venezuela y la revolución permanente


Venezuela y la revolución permanente 



¿Está Venezuela madura para el socialismo?

La sociedad capitalista está madura para el socialismo, partiendo del hecho prominente de las relaciones capitalistas de producción entrelazadas en todo el globo terráqueo, con una crisis de su economía en su conjunto, en decadencia permanente, sistémica, estructural e histórica, este período de agotamiento se agudizó desde su epicentro, en EEUU a partir de la quiebra bancaria producida por las hipotecas sub prime en el 2007.

Hoy la base social material, la riqueza, separa la inmensa mayoría de los trabajadores y las masas empobrecidas, cada vez más amplia, de una minoría cada vez más estrecha que se apropia de los excedentes de la producción. Esto no solo sucede en África centenariamente esquilmada, países del oriente asiático o de América Latina, sino en el núcleo de EEUU y de Europa, países donde el llamado estado de bienestar social se acabó.  

El capital ficticio varias veces mayor que el capital representado por el valor de activos y de la producción mundial, no beneficia a la humanidad, como tampoco las inversiones en armas y en publicidad que expresa el parasitismo, la improductividad de esa burguesía mundial dominante que vive a expensas de doblegar a todo el mundo. 

Ahora bien, en la extensa banda de países capitalistas de la periferia a los centros de poder imperial, donde todos tenemos rezagos de formas de producciones precapitalistas, suplementarias, sobre todo en el campo, los venezolanos estamos entre los más alejados para alcanzar el socialismo, pero este hecho se expresa en forma contradictoria y dialéctica. En estos países las burguesías nacionales impotentes ante los propósitos del capital financiero imperial, por su fracaso, ponen al orden del día a la clase obrera, para tomar la riendas del país y así poder superar ese atraso, desplegando también los intereses de otras clases oprimidas como los campesinos o sectores pequeñoburgueses y en lo posible ir entrelazándolas con medidas de corte socialistas, lo cual solo se puede realizar a través de un gobierno de los trabajadores. 

En este sentido la revolución es permanente y no debemos deponer nuestros intereses en una primera etapa apoyando alternativas de sectores de una burguesía, ya decrépita en su conjunto. 

 Venezuela y sus recursos

Definitivamente en Venezuela la barbarie solo se le puede oponer con el socialismo, en un país donde el problema del agro por su abandono es el más urgente por emprender, donde el terreno improductivo o poco productivo prevalece desde la colonia 

Es indudable, uno de los ostensibles y más absurdos abortos de desarrollo nacional burgués, a nivel mundial lo tenemos expresado acá, producto de la riqueza petrolera, desde 1925. Un estado hipertrofiado, que maneja hoy los ejes principales de la economía productiva y de servicios, desde el petróleo, la generación de electricidad, totalmente, pero también de bienes primarios en minería, hierro, aluminio y oro, de la producción de cemento para la construcción, de manufactura de tuberías y accesorios sobre todo para la industria petrolera, alimentos como la producción de lácteos, café,  azúcar, de aceite vegetal y que asume la importación del faltante como el trigo para el pan y las pastas. 

Para completar, en estas casi dos décadas de dominio chavista, se ha dado el mayor traspaso directo de la riqueza del país, a los monopolios extranjeros y criollos, ligado al desmantelamiento de la incipiente industria manufacturera nacional, a través de otorgarle dólares preferenciales (baratos) mediante un “control de cambio” que tiene como resultado una atroz escasez, especulación, hiperinflación, pulverización del salario, una devastación de aparato productivo y de la gallina de los huevos de oro, la quiebra de PDVSA. La casta militar es uno de los mayores beneficiados en este desastre. 

La realidad supera a la ficción, el petróleo y el gas generan más del 50% de la energía del mundo, Venezuela es uno de los países exportadores de petróleo e inaudito tiene las reservas certificadas más grandes del mundo, así como también una importante reserva de gas, pero su producción disminuye mes a mes producto de la inacción y la corrupción en el gobierno. 

Se da el caso que algunas empresas cierran, porque no quieren mantener los comedores ni el transporte, porque es superior el gasto de estos que el propio salario que pagan a un trabajador y el gobierno lo permite, argumenta que prefiere importar el producto y que los trabajadores deben asumir sacrificios en aras de mantener la producción. 

Las importaciones, la restructuración de la deuda, la venta de petróleo a futuro, nuevas entregas del patrimonio nacional sobre todo a expensas de la destrucción ambiental y de recursos no renovables como la minería, son las vías de este gobierno, los alaridos que dan contra las sanciones económicas de EEUU y la UE, son en fundamento para conseguir nuevos préstamos o refinanciamiento de deudas, no para generar producción nacional. 

Todo esto demuestra que el Estado venezolano y sus administradores, tanto los gobiernos anteriores como el actual han sido incapaces de solucionar los problemas estructurales del país, la prodigiosa renta petrolera junto a las inmensas riquezas se dilapidan a costa de los trabajadores. 

La Revolución Permanente    
   
Para salir de esta hecatombe, se requiere un vigorosa planificación a través de una gestión económica y política, se trata de qué clase dirige al país y con qué métodos, cuáles relaciones de producción y cuáles fuerzas productivas.

Ante una situación donde se requiere producir, en una economía destruida, hay dos vías que se excluyen recíprocamente. 

Una alternativa en beneficio de los patronos, con una economía basada en las importaciones, parásita, especuladora, a partir de inmensos sacrificios para los trabajadores a través del salario, de las condiciones de trabajo y un aumento bestial del desempleo

La otra vía, sólo puede ser conducida con la toma del poder la clase obrera como dirección de las masas populares o sea de todo el país. El proletariado de todas las empresas del Estado, en especial el petrolero no tiene una burguesía como patrono por delante, tienen a una casta burocrática del gobierno  a la cual le corresponde una burocracia sindical designada y mantenida por ellos. Solo el ejército es quién impide esta vía. 

Por detrás de todo esto, los enemigos de la clase obrera, están por privatizar de nuevo a la industria petrolera. Ante la cual hay que responder con el control obrero auténtico y democrático de toda esa industria, perforación, producción y refinación como única forma de salir de la bancarrota en que nos encontramos.

La producción tiene que ser para nuestro beneficio, el dinero, para que sea direccionado en función de esta necesidad, sale del financiamiento que dan los bancos, por eso quienes producimos tenemos que lograr la nacionalización de la banca. Las importaciones indispensables, no las que piden para enriquecerse los comerciantes, solo se pueden realizar con la nacionalización del comercio exterior. Estas nacionalizaciones junto a las empresas estratégicas, comenzando con el petróleo, pero también las empresas del hierro, el aluminio, y el oro para garantizar su funcionamiento, solo se puede hacer bajo control democrático y autónomo de los trabajadores.

Para materializar esta vía, es necesario un Congreso de Trabajadores con delegados elegidos en asambleas con mandato de ellas, primero regionales y luego uno nacional, que resuelvan un plan de lucha por el salario, por el empleo junto a la reactivación de la producción, todo en beneficio de los mismos trabajadores y en contra de quienes llevaron al país a la quiebra, los patronos privados y públicos. 

Que la crisis la paguen quienes la provocaron y no los trabajadores. 

Por un salario igual a la canasta básica familiar y una escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación. 

Nacionalización de la banca y del comercio exterior con control obrero autentico y democrático.

No al pago de la deuda, que esos recursos sean invertidos en el país. 

Por un congreso de trabajadores, primero regionales y luego un congreso nacional en función de reactivar el país para los trabajadores. 

Oswaldo Ramírez


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